Si nos dieran una moneda por cada vez que escuchamos “yo no soy una persona creativa”, necesitaríamos una alcancía gigante. Por alguna razón (hola, sistema educativo tradicional) muchas personas creen que no nacieron con esa capacidad, casi como si fuera un don que recibimos (o no) en la lotería genética. Resultado: ante el primer intento de ejercitar su lado creativo, se frustran y se excusan ante lo que creen que es un insulto al arte, la poesía, la música, etc.
Nos gusta definir a Monoblock como “el lugar para quienes cultivan una vida creativa”, porque entendemos que el propósito de vivir creativamente se nutre intencionalmente. No podemos pretender pasar el día consumiendo contenido (Pinterest alert) sin hacer un intento de poner en práctica las propias habilidades y por arte de magia sentirnos conectados y en sintonía con nuestra capacidad de crear.
Eliminá de tu mente estas limitaciones (o guardalas en el cajón un rato) y poné manos a la obra con estos ejercicios simples. ¿La única condición? Vamos a mantenernos estrictamente analógicos, para evitar notificaciones y otro tipo de distracciones digitales. Así que agarrá tu cuaderno, sentate en el rincón más lindo de tu casa y encendamos juntos la mecha creativa.
Ejercicio 1: Asociación (no tan) libre
Para empezar, escribí 5 palabras al azar sin pensar demasiado; preocupate únicamente porque sean bien diferentes y que no estén naturalmente asociadas o dentro de una misma categoría si estuvieras jugando al tutti frutti (comidas, animales, ciudades…)
Elegí una de las palabras, será tu protagonista. Usala para escribir 4 oraciones, asociando en cada oración a una de las otras palabras de la lista.
Ejemplo:
Tinta
Punzón
Potus
Libro
Mantel
“¡¿Por qué dejaste la tinta sobre el mantel?!” “Sin querer rompí el mantel con el punzón” “Se me manchó con lavandina el mantel verde y ahora parece un potus variegado” “Apilé todos mis libros y los cubrí con un mantel para armar una mesita ratona”. Repetí el ejercicio eligiendo otra palabra como protagonista.
Ejercicio 2: Las mil y una funciones
Pensá en un objeto cualquiera, como por ejemplo una taza y hacé una lista de las 100 funciones que se le pueden dar. Ok, no hace falta que sean cien: la idea de poner un número alto es forzar a tu cerebro a imaginar funciones impensadas, una vez que se te terminen las ideas más convencionales. ¡Es muy entretenido!
Después podés dibujar esos inventos para entrenar tus muñecas en el arte del garabato.
Ejercicio 3: Una semana de dibujo
Agarrá 7 hojas de tu cuaderno y escribí en cada una de ellas el nombre de un objeto, por ejemplo “caja”, “tambor”, “silla”, etc.
Cada día de la semana harás 7 dibujos, uno por objeto y por página. La idea es no repetirte: llevá la forma de cada objeto hasta el límite, deformalo, cambiale algunas líneas. Una caja puede ser caja registradora, caja fuerte, la caja de las piedritas del gato. Una silla puede ser incómoda, estampada, de ruedas, de bebé, de gamer, plegable, un trono, un banquito matero. Volá.
Ejercicio 4: Collage para todes
Agarrá todos los papeles que tengas en tu casa: revistas, diarios, cartulinas, cartones, hojas. Vale revisar el tacho de reciclables del vecino. Agarrá otra hoja en blanco y… ¡componé! Recortá formas, partes, pegá, escribí, agregá más, despegá. Te proponemos 3 maneras diferentes de encarar tu collage:
1. Con un tema específico: Elegí una foto de algo que te llame la atención (un animal, un objeto, una persona) y componé en función a esa pieza central.
2. Abstracto: Dejate llevar por los colores. Creá formas geométricas y orgánicas. ¡Fijate si empiezan a aparecer formas reconocibles!
3. Tipográfico: Recortá letras y palabras, formá una frase, al mejor estilo carta de rescate.
Permitite crear sin editar: no hace falta que después lo cuelgues en la pared del living.
¿Qué te parecieron estos ejercicios? Hay algún otro que realices cada tanto para conectar con tu lado creativo? ¡Contanos en los comentarios!